domingo, 3 de enero de 2016

¿Libertad, igualdad y fraternidad?



A partir de la lectura del libro Para acabar con Eddy Bellengueule, de Édouard Louis, ciudadano francés, nacido en 1992 y que relata la triste realidad de los ciudadanos franceses homosexuales, parece necesario, aunque en la sociedad española parezca arcaico, reivindicar la igualdad de los ciudadanos, independientemente de su sexo, de su etnia o, en este caso, orientación sexual.

Esto, que para el caso español, parece asumido, hay que recordar que no fue hasta hace 10 años a partir de cuándo se ha permitido el matrimonio homosexual, y no hay que olvidar las consecuencias que este acontecimiento tuvo en la mentalidad ciudadana, pudiéndose resumir en este vídeo, algunas de ellas. 

 



Se puede poner en duda la relevancia de este acontecimiento para la docencia pero, desde mi humilde percepción de lo que considero docencia, este sería el punto central de una educación centrada en la EDUCACIÓN, es decir, no en la mera exposición de conocimientos, sino en la educación cívica, en la educación moral y una educación en valores y es que, más que historiadores, hay que formar ciudadanos, ¿no es verdad?

Estos, que parecen temas de actualidad, no dejan de ser acontecimientos históricos y es que no hay que alejarse de los hechos que nos rodean para hacer historia, y siempre, educar en valores. 

Quizás es una visión optimista de mi pretensión de educación, pero un docente puede agitar las mentes, sino de todos, de algunos de los alumnos que pasaran por las aulas y, esta es la única herramienta que tiene un profesor de crear un mundo mejor, acorde con el mundo que se está creando, basado en la democracia. Y digo, se está creando, puesto que hay una serie de estructuras construidas, como la legislativa, que sienta las bases de la legalidad, pero una estructura mayor aún está por crear, la de las mentalidades. La sociedad es la que conforma un país, y en esta, siguen quedando reductos de intolerancia.

Para la sociedad francesa, parece que aún quedan muchas estructuras por construir, pero no puedo negar el optimismo que esta ampliación de miras en la política francesa genera, avance social que se encontraba estancado desde 1983.

Es cierto que esta política se encuentra enmarcada en los años 80, momento marcado por la enfermedad del VIH y que parecía afectar a mayor número de homosexuales, pero ahora, está desfasada. La homosexualidad no implica enfermedad, ni sida y, por lo tanto, es necesario discernir, pues únicamente son personas.

Estas noticias, estos avances, deben introducirse en las aulas, para que se haga historia con la realidad que nos rodea, pues no estamos alejados de la historia y estas son muestras de ello.

Fátima Viveros Oulad-Araj