domingo, 3 de enero de 2016

El Aula: ¿Campo de batalla?



Hace apenas un par de meses la profesora y directora Pilar Montero publicó un libro titulado ¡Está ardiendo una papelera! Diario de una directora de instituto. Donde relata las dificultades a las que tuvo que hacer frente en el aula de un instituto de una de las zonas más desfavorecidas de Madrid (IES Villa de Vallecas). En él narra aparte de agresiones a profesores (algo a lo que estamos expuestos como docentes), los problemas que tienen los niños de la Cañada Real, y problemas de alumnos marroquíes.
Sin embargo, en la entrevista periodística que le realizó el diario El Confidencial nos da algunas claves de los problemas que tiene la Educación en España, y algunas pautas para los docentes. Según la profesora Montero el buen profesor tiene que tener en primer lugar un buen conocimiento de su materia, los profesores por regla general solemos ser competentes, sin embargo mucho se debe a la experiencia por ejemplo “aprendes que las primeras horas para dar contenidos más complicados son mejores y las últimas son durísimas, por lo que es mejor leer y comentar textos… Debes tener también un poco de talento personal porque si no te comen”. El profesor tiene que ser capaz de ganarse a los alumnos, y más en los institutos públicos donde el abanico de estudiantes es muy heterogéneo, así como favorecer tendencias tolerantes con la diversidad.

   Pero no solo debemos enfrentarnos a los alumnos, en muchas ocasiones también a los padres. Ya que una de las quejas más habituales en los docentes son los padres, ya que han pasado de estar del lado del profesor a apoyar solamente a su hijo/a. Según la profesora Montero los padres ven en el fracaso escolar de sus hijos, un fracaso como padres, y por eso siempre van a la defensiva tratando de desprestigiar al profesor, es muy ilustrativa esta frase de la entrevista: “Después de una hora muchos acaban llorando diciendo que no pueden más, que nos agradecen mucho, pero vienen siempre con la escopeta preparada”.
            Y en último caso también influye el desprestigio que tiene la docencia en nuestro país. Esta muy extendida la idea de que quien es profesor lo es porque no ha valido para otra cosa. Parece que cualquiera puede dar clase, y más de Historia, parece que todos los padres pueden enseñar historia a sus hijos, los chicos/as pueden ir clases de refuerzo de matemáticas, de inglés, de francés, etc… pero parece que si no saben algo de Historia pues ya se lo explica su padre que es muy listo y ve muchos documentales a la hora de la siesta (nótese la ironía).


Óscar Peñaranda López